El Parkinson

Definición

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El Párkinson: 

Definición | Síntomas | Diagnóstico | Evolución | Tratamiento

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DEFINICIÓN

La enfermedad de Párkinson es una enfermedad neurológica degenerativa que afecta al sistema nervioso en el área encargada de coordinar la actividad, el tono muscular y los movimientos que evoluciona a lo largo de los años. Aproximadamente una persona de cada cien por encima de los 60 años desarrolla esta dolencia. Es un hecho conocido que la incidencia de esta enfermedad aumenta progresivamente con la edad, siendo más propio de las personas mayores, no obstante, algunos enfermos la desarrollan antes de los 40 años.

La enfermedad fue descrita y documentada en 1817 por el médico británico James Parkinson, que la dio a conocer en una publicación donde explicaba una serie de historias clínicas basadas en sus propios pacientes.

A principios de los sesenta, los investigadores identificaron un defecto cerebral fundamental, que es el distintivo de la enfermedad: las pérdidas de células cerebrales que producen un neurotransmisor, la dopamina, que es la que ayuda a dirigir y controlar los movimientos y la transmisión del impulso nervioso. Estas neuronas se agrupan en una estructura denominada sustancia nigra que se sitúa en los ganglios basales.

Las neuronas de la sustancia nigra de las personas con enfermedad de Párkinson mueren antes de tiempo sin ser sustituidas por otras nuevas. Cuando desaparece el 50 ó 60 por ciento de las células de esta zona comienzan a hacerse evidentes los primeros síntomas: temblores, rigidez, o dificultad para la marcha o el mantenimiento de la postura y otros síntomas.

En Andalucía se estima que existen 60.000 personas afectadas por la enfermedad de Párkinson, de los cuales unos 2.000 casos se encuentran en Cádiz, según la incidencia de la enfermedad.

 

SINTOMAS:

La enfermedad de Parkinson afecta a cada individuo de manera diferente al igual que el ritmo de la progresión individual. No hay dos personas enfermas iguales, ya que el grado de afectación y evolución van a ser distintas en cada enfermo. Además, no van a padecer todos los síntomas que a continuación se describen, e incluso pueden variar a lo largo del día.

Algunos de los síntomas característicos son:

– Temblor en reposo

– Lentitud de movimientos o bradicinesia

– Rigidez e hipertonía muscular

– Trastornos posturales y de la marcha, (Hiposinesia)

Estos síntomas no siempre se presentan conjuntamente, pero puede darse cualquier combinación de éstos.

 

Pueden darse otros síntomas asociados o secundarios, como:

– Sacudidas involuntarias o disquinesias

– Trastornos del habla

– Alteraciones de la piel

– Problemas del sistema nervioso autónomo

– Fatiga

 

Otros Síntomas no motores, pueden ser:

– Depresión

– Trastornos del sueño

– Trastornos de la conducta

– Demencia (de los cuerpos de Lewy)

 

DIAGNÓSTICO

La enfermedad de Párkinson a pesar de ser una enfermedad considerada crónica y degenerativa, hoy día disponemos de tratamientos eficaces para controlar los síntomas, dilatando la progresión de la enfermedad hacia fases avanzadas.

El diagnóstico de la enfermedad de Párkinson se basa en la historia clínica y familiar y la exploración. Los resultados analíticos ayudan a descartar otras enfermedades, pero el diagnóstico final de párkinson se apoya en la experiencia y el conocimiento del médico.

 

EVOLUCIÓN

La enfermedad de Párkinson se clasifica en estadíos clínicos según el grado de afectación, estadío de Hoehn&Yahr:

– Diagnóstico reciente o enfermedad leve (Estadío I y II): afectación unilateral, afectación bilateral, equilibrio normal.

– Afectación moderada o enfermedad moderada (Estadío III y IV): afectación bilateral, con alteración del equilibrio; aumento del grado de dependencia, la persona no puede vivir solo sin ayuda.

– Afectación severa o enfermedad severa (Estadío V):  severamente afectado, en silla de ruedas o cama.

 

TRATAMIENTO

Los medicamentos que disponemos en la actualidad alivian los síntomas de la enfermedad, pero no son curativos ni evitan su progresión. La enfermedad de Párkinson se caracteriza por ser un trastorno que no sigue un patrón evolutivo típico, de forma que no todos los pacientes afectados por ella experimentan los mismos síntomas en el mismo momento de su evolución ni de la misma manera. Por este motivo el tratamiento debe ser individualizado, y no a todos les beneficia el mismo tratamiento.

Al manejo farmacológico se han incorporado más recientemente algunas técnicas quirúrgicas, trasplantes celulares y terapia genética, aún en fase de investigación. También existen terapias rehabilitadoras que ayudan a mejorar en algunos aspectos. Principalmente, proporcionan una combinación perfecta al tratamiento farmacológico para enlentecer la progresión de los síntomas y emplear técnicas que ayudan a enfrentarse y adaptarse a los problemas diarios causados por los mismos.

 

Farmacología

Los síntomas de la enfermedad de Párkinson se deben a la pérdida de dopamina en el cerebro. Por ello, el tratamiento se ha centrado en medicamentos dopaminérgicos, denominados así por estar orientados a reponer o reproducir la acción de la dopamina, o bien reducir su eliminación natural.

Los medicamentos que disponemos en la actualidad alivian los síntomas de la enfermedad, pero no son curativos ni evitan su progresión. En todos los casos, la medicación debe ser prescrita y controlada por el neurólogo.

 

Cirugía

La cirugía de Párkinson se realiza mediante una lesión, o bien con técnicas de estimulación profunda. Este tipo de tratamiento sólo está indicado en casos muy concretos de personas con enfermedad de Párkinson que reúnen ciertas características para ser buenos candidatas a la cirugía de Párkinson. Un equipo compuesto por médicos y neurólogos son quienes seleccionan a las personas candidatas, tras un estudio detallado de cada caso.

 

Terapias complementarias

La rehabilitación integral es desarrollada por profesionales especializados en la enfermedad de Párkinson a través de terapias que completan la acción del tratamiento farmacológico y quirúrgico. Estas terapias (como son la fisioterapia, la logopedia, la estimulación cognitiva,…) ayudan a alcanzar una mayor calidad de vida y bienestar, consiguiendo que la evolución de la enfermedad sea más lenta y permitiendo llevar una vida activa e independiente en la medida de lo posible.

Se recomienda iniciar el tratamiento de rehabilitación en las fases iniciales de la enfermedad o cuando se vea disminuida la actividad de la vida diaria a causa de los síntomas.

La Asociación Párkinson Cádiz ofrece estas terapias de rehabilitación, las cuales producen tantos beneficios para la persona afectada por la enfermedad de Párkinson.

 

Puedes ver la información completa en:

«Guía de ayuda mutua: La enfermedad de Párkinson», de la Federación Andaluza de Enfermos de Párkinson, FANDEP, con la colaboración de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.

http://www.fandep.org/sites/fandep.org/files/GUIA.pdf

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